Las Naciones Unidas contra los derechos de la infancia por Anne Bayefsky El 4 de octubre, en Ginebra, el Comité de la ONU para los Derechos del Niño decidió que israelíes y palestinos se encontraban enzarzados en terror por ambas partes. El comité se unió así a una larga lista de entidades de la ONU incapaz de reconocer el terrorismo, y que utiliza cada baja civil palestina para desmantelar el derecho de autodefensa de Israel. La ONU hoy se encuentra a una enorme distancia de la claridad moral de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. La Convención de los Derechos del Niño de 1989 es el tratado internacional más ampliamente ratificado en materia de derechos humanos en el mundo hoy. Al llegar a sus conclusiones, el comité encargó que la monitorización de la implementación de la convención examinara los siguientes hechos: El 9 de mayo del 2001, los niños israelíes Kobi Mandell y Yossi Ish-Ran, de trece y catorce años de edad, que habían salido a montar en bicicleta, fueron lapidados y sus cadáveres mutilados en una caverna al sur de Jerusalén. El 27 de abril del 2002, tras irrumpir en una casa al oeste de Hebrón, hombres armados descubrieron a Danielle Shefi, de cinco años de edad, escondida debajo de la cama de sus padres, y la mataron de un tiro en la cabeza. El Frente Popular para la Liberación de Palestina reivindicó la autoría. El 22 de julio, un avión de las fuerzas aéreas israelíes apuntó y mató a Salah Shehadeh lanzando una bomba contra su edificio de la ciudad de Gaza. Junto con Shehadeh, murieron nueve niños. Estaban muy cerca en el vecindario residencial en el que Shehadeh, el comandante del ala militar de Hamas, eligió ubicarse. Se sabía que Shehadeh estaba preparando una ola de atentados sin precedentes, habiendo ya dirigido ataques que habían costado la vida a docenas de israelíes y habían herido a centenares más. El comité de la ONU no pudo encontrar diferencias entre los dos primeros casos y el tercero. Afortunadamente, la distinción moral entre apuntar a la cabeza de una niña de cinco años que se esconde debajo de una cama y a un jefe de atentados suicida que utiliza niños como escudos humanos no es probablemente tan complicada para una persona normal como para la ONU. Es más, el derecho internacional no prohíbe apuntar a terroristas y utilizar a niños y a otros civiles como escudos humanos. El derecho internacional insiste en la proporcionalidad entre el daño terrorista causado y el daño a civiles anticipado - un cálculo que los protagonistas de la ONU nunca permiten en defensa de Israel. La conclusión del comité de la ONU, no obstante, no era simplemente una consecuencia de la incompetencia moral o legal. Como la mayoría de los ejercicios de la ONU, el velo de superioridad moral enmascara intereses políticos más básicos. Se supone que el comité se compone de diez expertos independientes. Actualmente, 3 de los diez proceden de Arabia Saudí, Egipto y Qatar. En un intercambio oral con representantes del gobierno israelí antes de presentar sus conclusiones, los miembros del comité declararon que la Ley de Retorno Israelí que permite que los judíos emigren a Israel pero no confiere iguales derechos a los palestinos, es una discriminación inaceptable; el hecho de que el sistema de educación incluya los objetivos sionistas es irrespetuoso hacia otras culturas; la discriminación institucional contra los árabes, según el comité, empieza con la Declaración de Independencia israelí, dado que Israel fue establecido como estado judío. LA TAPADERA DE LOS DERECHOS HUMANOS para una agenda política contraria se ha convertido en la marca de la casa de la ONU. La convención de los derechos de la infancia exige que el comité se centre en el derecho más básico de todos, verbigracia, el derecho inherente del niño a la vida y la obligación de garantizar que los niños no toman parte directa en hostilidades. Pero el comité no expresó preocupación alguna con las pruebas masivas de incitación ampliamente extendida a niños palestinos para actuar como escudos, para buscar el martirio matando israelíes, y para glorificar a los Mártires como aquellos que han muerto antes de ellos. La convención exige que su organismo de monitorización insista en que la educación se dirija al respeto de los derechos humanos, y la preparación para una vida responsable en un entorno de tolerancia entre los grupos étnicos, nacionales y religiosos. Pero el comité de la ONU no expresó preocupación ninguna por las pruebas de incitación sistemática al odio racial contra los judíos a lo largo de todo el sistema educativo palestino, a pesar de sus devastadoras consecuencias para la coexistencia pacífica. Aparentemente, el comité de la ONU estaba bastante más preocupado por la demonización de Israel que por el bienestar de los niños palestinos. La problemática de una situación de hechos consumados diametralmente opuesta a la ficción popular del victimismo palestino, no obstante, es compartida por otros. Cronometrada para coincidir con la consideración de Israel en el comité, Amnistía Internacional publicó un informe el 1 de octubre. Con gran drama, Amnistía informaba de niños palestinos muertos en la línea de fuego -- sin molestarse en tratar con el cómo llegaron allí. No hay mención al fomento de la violencia mediante campamentos de verano, el sistema educativo, recompensas económicas para los niños y sus familias, y las incitaciones de los medios dirigidas a los niños por parte de la Autoridad Palestina, o la inconveniencia del fenómeno de los escudos humanos -- todo lo cual viola los derechos más básicos de los niños palestinos. Esta es la misma Amnistía Internacional que apoyó el fórum de ONGs de la Conferencia de Racismo de Durbán. El fórum terminó en una declaración llamando a Israel un estado de apartheid que merece el aislamiento total de la comunidad mundial, y borrando cualquier mención al antisemitismo presentada por las ONGs judías, al tiempo que la secretaria general de Amnistía, Irene Khan se quedaba cerca impasible. Un grupo relevante de expertos de la ONU no pudo identificar a un terrorista, ni violaciones series de derechos humanos, ni tampoco definir las obligaciones de un tratado que excluía la parcialidad política de las ONGs -- buenos motivos para dudar de la capacidad de la ONU para liderarnos llevándonos a un orden mundial post-terrorismo.